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Fuga de Cerebros

Contra todo pronóstico un ingeniero electromecánico de Cúcuta le apuesta a la transformación de la movilidad con conciencia ambiental en la ciudad.

Con un chasis de acero impulsado por un motor eléctrico que se recarga a través de 640 vatios de paneles solares distribuidos en el armazón, el Giovatrón 1 es un proyecto de vehículo solar apalancado a la conciencia ambiental pero, sobre todo, a la masificación de esta iniciativa que permita no solo contribuir a la disminución de los gases de efecto invernadero en Cúcuta, sino también como alternativa de transporte para aquellos que no cuentan con los recursos para adquirir un carro convencional.

Su creador, Giovanny Medina Marín, es un ingeniero electromecánico egresado de la Universidad Francisco de Paula Santander (UFPS), que vio en el confinamiento del COVID-19 una oportunidad para invertir su tiempo libre en explotar sus conocimientos en sistemas de generación fotovoltaica para beneficio de la ciudad.

“El proyecto que estoy presentando es un carro solar con la idea innovadora de contribuir a la disminución de la huella de carbono en la ciudad. Todos los vehículos producen gases de efecto de invernadero, y la idea de este carro es poder descontaminar el medio ambiente de Cúcuta para una vida mejor”, dijo el profesional que actualmente se desempeña en la compra de activos de Centrales Eléctricas de Norte de Santander (CENS).

Para Giovanny, el solazo picante de Cúcuta no es un problema sino tremenda oportunidad.

“Me puse a pensar en qué me podría generar electricidad, ¡pues el sol!, que es perpetuo –me dije. Entonces ahí empezó la idea de construir este carro poco a poco. Él acumula una generación fotovoltaica de 2.4 kilovatios diarios que nos regala el sol, lo cual alcanza para una autonomía de 40 kilómetros diarios y puede alcanzar una velocidad de hasta 50 km/h”, explicó.

Pero este genio no solo ha construido el Giovatrón 1, también ha hecho un bólido de Fórmula 1 a base de gasolina y pensado en el modelo que tuvo Juan Pablo Montoya en aquellos años mozos donde madrugábamos a verlo competir. Además, construyó unos toros mecánicos, algunos carros de carreras, una patineta eléctrica y un giroscopio para cuatro personas como atracción mecánica, al que solo llamó Giovatrón, y que actualmente reposa en la ciudad de Cali.

“Con este carro me demoré tres meses en construirlo en el patio de mi casa porque no tengo un taller. Invertí fines de semana y festivos por cuestiones laborales y lo hice con recursos propios, la colaboración de mis hijos y de mi esposa que son mi mayor motivación. Me costó 8 millones de pesos con los artículos más económicos que pude conseguir, pero si algún inversionista público o privado quisiera ayudarme a sacar adelante este proyecto muy seguramente lo podría mejorar, haciéndolo más liviano para desplazarse y con una mayor autonomía”, aseveró.

En ese sentido Giovanny comenta que al departamento le hace falta más apoyo por parte de inversores y gobiernos que crean en el emprendimiento local. Asegura que hay mucho potencial en la ciudad pero la fuga de cerebros se hace un mal interminable ante la falta de oportunidades de desarrollo en la región.

“Aquí tenemos muchas ideas creativas pero todo gira en torno al dinero para poder crecer y construir. Tengo muchos compañeros que han migrado a otros países donde han tenido mejores oportunidades, pero los que nos hemos quedado aquí seguimos creyendo en la ciudad y en el país. Esperamos que algún día alguien quiera apoyarnos a todos los emprendedores con estos proyectos funcionales que benefician a la ciudad y al medio ambiente”, dijo.

En medio del auge que ocasionó la etiqueta #CucuteñoSigueCucuteño en redes sociales durante las últimas horas, Giovanny, esperanzado en un mejor futuro para sus hijos, uno campeón suramericano por 3 años consecutivos en gimnasia y el otro próximo a graduarse de ingeniería electrónica, espera cese la horrible noche para la fuga de cerebros en Norte de Santander.

Luis Tobón

Comunicador Social. Periodista.

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