Hoy: Vie, abril 18 2025

Carta a Omar Yepes

Respetado Dr. Yepes

 

En primer lugar, debo decir que no soy militante del partido Conservador colombiano, pero siempre he tenido la convicción de que, el exceso de libertades que conlleva a la anarquía no hace a un país más avanzado, por el contrario, siempre he pensado que para avanzar se deben conservar principios éticos, morales y religiosos que mantengan el orden de la sociedad.

He podido ver sus trinos las últimas semanas, y me han hecho pensar que, contrario a lo que creía, aún existe el conservatismo, pero no el conservatismo burocrático, ni mucho menos esa camarilla progresista en el que se ha venido convirtiendo en algunas regiones, sino ese que hizo grande al partido, llevó a la presidencia de Colombia a los más brillantes políticos y que hizo avanzar el país por medio de las banderas del orden, el desarrollo, la legalidad, el respeto por las instituciones y la igualdad.

En una época donde al parecer la ideología de los partidos ha quedado atrás, y se ha vivido una época de caudillismo de derecha e izquierda, los llamados progresistas han sido más hábiles, y han venido ganando terreno, no mediante alguna figura, pues claramente no la tienen, pero sí abanderándose y asumiendo como propias ciertas causas que a todas luces no les pertenecen exclusivamente ni que mucho menos fueron los primeros promotores de estas, entre ellas el medio ambiente, la lucha contra la corrupción, la inclusión, el diálogo social, etc. Esto no solo como parte de la agenda progresista del país, sino como parte de la nueva agenda de la izquierda internacional.

Pero remitiéndonos únicamente a nuestro país, es paradójico que esas banderas que tanto presumen los partidos progresistas e incluso partidos de derecha actuales, fueron en algún momento las iniciativas y causas que defendieron los grandes conservadores de la historia de nuestro país. Por ejemplo, mucho hablan de medio ambiente, pero…

¿No fue acaso Misael Pastrana, hacia los años 70, el primero en empezar a hablar de la importancia del medio ambiente, cuando diseñó el Código de Recursos Naturales, o con sus aportes en materia ecológica y ambiental en el reconocido “Club de Roma”?

Hablan de lucha contra la corrupción y lo podrido del sistema, pero acaso…

¿No fue Álvaro Gómez Hurtado, quien sacrificó su vida denunciando lo que él llamaba “el régimen”, y lo permeadas por la corrupción que estaban todas las instituciones?

Hablan de promover el desarrollo del país y la generación de empleo a través de este, pero acaso…

¿No fue el presidente Laureano Gómez, quien en su periodo en el solio de Bolívar, expandió miles de kilómetros de vías nacionales, lo cual era una hazaña en esa época, creó Ecopetrol, el ferrocarril del Magdalena, dio vida al Ministerio de Minas y Petróleos para empezar a regular la explotación de recursos naturales no renovables, e inició la construcción de oleoductos que permitieran transportar desde remotas zonas del país, el preciado hidrocarburo, combustible para el creciente desarrollo industrial del país en esa década?

Se hacen elegir presidente con las banderas de la seguridad y el orden, y después de elegidos no mueven un solo dedo para implementar estas banderas y así no sacrificar popularidad, pero acaso…

¿No se jugó su popularidad el presidente Guillermo León Valencia en su plan de pacificación del país, donde se propuso acabar con los “bandoleros” tanto de izquierda como de derecha que azotaban el campo colombiano? ¿no se puso el presidente Guillermo León Valencia en la ardua tarea de recuperar el orden en las llamadas repúblicas independientes de la época, donde la presencia de grupos comunistas iba en ascenso?

Se jactan de las arduas horas para concretar un acuerdo de paz, que dividió al país en dos, y se atribuyen ahora los partidos progresistas ser los dueños del diálogo, pero acaso…

¿No fue el presidente Andrés Pastrana quien sometió su imagen y popularidad al escarnio público, cuando a pesar del desplante de Tirofijo, siguió adelante con el intento de paz, por medio del diálogo con la entonces fortalecida guerrilla de las Farc?, y aun así tras el fallido intento de acuerdo de paz, con su último aliento, logró hacer el lobby internacional para gestionar el ambicioso Plan Colombia, y para hacer ver al mundo que las Farc no eran otra cosa que un grupo narcoterrorista; ¿o qué decir del presidente Belisario Betancur, y su política de diálogo con las numerosas guerrillas en los años 80?

En estos convulsionados días, donde el futuro político del país es incierto, muchos claman que debe crearse una nueva derecha, o en la incertidumbre y el desespero empiezan a proponerse candidatos apolíticos sin los méritos ni la experiencia política suficiente que se pudo evidenciar, es fundamental para dirigir el país. Es por esto que, lejos de que se deba crear una nueva derecha, es el partido Conservador el llamado en este momento histórico a retomar la defensa de esas banderas y los principios conservadores de orden, igualdad, legalidad y moral.

Si hay miembros del partido que no se sienten identificados con estas banderas, y deciden irse, será lo mejor, pues seguro los adeptos que se ganarán sí permitirán al partido recuperar su identidad, y será mucho mas vigorizante para el mismo tener un militante con la energía y las convicciones de un Gilberto Alzate Avendaño, que 10 progresistas camuflados con una credencial azul y que, a la hora de engrandecer el partido, sus cálculos políticos no les permiten defender una causa.

 

Cordialmente,

 

Un ciudadano que piensa que, para avanzar, hay que conservar.

"El Mariscal"

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