Hoy: Lun, marzo 17 2025

Consumismo Pandémico

La pandemia ha transformado radicalmente el mundo que conocíamos hace apenas un año. Nuestros hábitos y comportamientos se han visto afectados inesperadamente, al punto de que cuesta creer que algún día retornemos a la vieja normalidad. Ya no vivimos igual que antes, no trabajamos igual que antes, no socializamos igual que antes, pero, particularmente, ya no compramos ni consumimos bajo la misma lógica de antes.

Hay varias premisas difíciles de negar a estas alturas, y que vale la pena mencionar. Por un lado, los comportamientos y hábitos de consumo se están transformando y muchos de estos cambios permanecerán después de la pandemia. Por otro, los impulsos consumistas de las personas se han visto retenidos por nuevos hábitos de compra consciente y de priorización hacia los bienes y servicios de primera necesidad. Sumado a lo anterior, la forma de comprar se encuentra migrando aceleradamente hacia las facilidades del comercio electrónico y la era digital.

Los consumidores están reaccionando a la crisis de distintas maneras. Están los que compran por ansiedad, los que reflexionan cada compra que realizan, los que se abastecen para no tener que pisar un supermercado durante días y los que continúan con sus hábitos como de costumbre. Hay de todo un poco.

No obstante, hay un hábito más allá del consumo que sí que se ha visto afectado: el hábito consumista. Este tipo de hábitos se presentan en todos los niveles socioeconómicos y no se determinan necesariamente por el nivel de ingresos sino más bien por el de inteligencia emocional financiera. Pese a que los impulsos consumistas se siguen presentando y en algunos sectores quizá en mayor medida que antes de la pandemia, lo cierto es que las familias piensan mejor en qué invierten su dinero, más aún cuando resurge la amenaza de un nuevo confinamiento estricto que puede derivar en nuevos despidos y disminución de su poder adquisitivo.

El consumismo es la tendencia que tenemos las personas de comprar más allá de lo que satisface nuestras necesidades reales; básicamente tiene que ver con el hábito de adquirir o acumular cosas que en realidad no necesitamos (más o menos así podría definirse). Y este es un lugar común en el que todos caemos con mayor frecuencia de la que nos gustaría admitir. Sin embargo, la COVID-19 ha hecho las veces de profesor corrector de nuestro comportamiento de compra y ha moldeado el filtro mediante el cual tomamos nuestras decisiones antes de meternos la mano al dril.

Incluso, los espacios y plataformas de compra electrónica nos han permitido realizar un análisis comparativo de precios y características de los productos sin la presión del tiempo, del afán o la falta de información en el momento de la compra. Vale la pena recordar los resultados de la encuesta presentada por la firma Kickads, la cual concluyó recientemente que el 21% de los colombianos hace más compras por internet que antes de la pandemia.

Ahora bien, hay que advertir otra situación y es que, a pesar de que nuestra compra puede llegar a ser más consciente, nos encontramos más expuestos a las campañas publicitarias al pasar más tiempo en dispositivos como el celular o el computador. Según la misma encuesta, el 66% de los colombianos consultados afirmó utilizar el celular más que antes.

Tanto es así que, por poner un ejemplo, Instagram recientemente ha modificado su interfaz para incluir una pestaña llamada ‘Tienda’, que permite acercar a sus usuarios a ciertas marcas y productos. No tardaron demasiado en observar que durante la pandemia las personas se encuentran invirtiendo mayor parte de su tiempo en esta red social e hicieron lo propio: llevar una plataforma de compra a un espacio anteriormente diseñado para el ocio y entretenimiento. De esta manera, no será extraño que en adelante escuchemos casos de algún usuario desprevenido que de buena fe entró a chismosear un rato en la aplicación y terminó comprando una camisa o un par de zapatos, víctima de las campañas publicitarias y del efecto psicológico que estas tienen en nuestros impulsos consumistas.

Es así como podríamos terminar comprando una nueva camisa que combine con el tapabocas, o un tapabocas que combine con la nueva camisa, todo mientras solo íbamos a chismosear un ratico en Instagram. Entonces, si estamos más expuestos a este tipo de trampas de la era digital, ¿seremos más proclives a los impulsos consumistas? Difícil saberlo, la respuesta depende de cada persona y de su realidad frente a la crisis actual o de la inteligencia emocional financiera de la que goce.

En definitiva, es justo reconocer que la pandemia se encuentra alterando muchas de nuestras costumbres y necesidades, y de carambola, nuestra actitud al momento de invertir nuestro dinero. Resulta interesante continuar a la expectativa sobre cómo manejarán las personas sus finanzas personales de cara a una situación frente a la cual son pocas las certezas y de la cual no conocemos cuál será su desenlace ni cuándo llegará.

Carlos Barriga M.

Internacionalista
Especialista en Gerencia de Empresas
Universidad del Rosario
Twitter: @CarlosBarrigaM

148 comentarios en “Consumismo Pandémico”

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