EL PODER DE LAS ENCUESTAS

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Las encuestas hoy en día se han convertido en un medio que utilizan muchos candidatos a cualquier cargo de representación para inflar sus campañas, para venderse como la opción más probable de ganar y lograr atraer con su imagen positiva a electores incrédulos, inversionistas indecisos y políticos necesitados de imagen y liderazgo.

El debate sobre el poder que tienen las encuestas y la influencia de aquellos sondeos preelectorales en el voto de los ciudadanos, es un tema clásico de grandes pensadores, investigadores y expertos en el tema; sobre el que no existe suficientes acuerdos y en el cual, es más común lo negativo que encuentran y las conclusiones a las que se llegan.

Analizando las encuestas que se realizan en nuestro país, es muy recurrente encontrar tres hipótesis diferentes, que nos dan a concluir que las casas encuestadoras son más poderosas de lo que cree la mayoría de colombianos: La primera hipótesis nos lleva a que en la mayoría de los casos, los sondeos o encuestas permiten disminuir el alcance de aquellos partidos que presentan o muestran menos apoyos, dando lugar a que una gran parte de las personas acaben apoyando a los partidos más próximos a sus ideas y que tienen más posibilidades de ganar.

Es decir, si las encuestas predicen que va ganar claramente el candidato de su preferencia, quien es apoyado por su partido político preferido, algunos ciudadanos finalmente pueden quedarse en casa dando por supuesto que los “suyos” ya tienen asegurado el éxito y el triunfo electoral, por lo que justifica que la abstención se convierta en un fenómeno tan arraigado en la sociedad colombiana.

La segunda hipótesis nos da a entender que las encuestas sirven básicamente para reforzar o confirmar las preferencias previas y, en algunos casos, para llevar a más personas indecisas por la senda mayoritaria. Es decir, determinadas personas suelen apoyar lo que apoyan los demás, votarán por el que tenga mayor probabilidad de ganar, así desconozca todo referente al candidato, con el fin de no quemarse. Lo que en términos coloquiales podríamos denominar el “efecto Vicente” (“¿Por dónde va Vicente? Por donde va la gente”).

Una tercera hipótesis sostiene exactamente lo contrario, en el sentido de que si las encuestas pronostican una victoria de un partido o un candidato por el que algunos sienten especial rechazo, entonces estos electores se sentirán más motivados y movilizados para votar en contra del partido, o del candidato que no les agrada, que es visto como un peligro para la democracia, o como algo negativo; las personas votarán por el simple hecho de que no gane el contrario.

Estas hipótesis nos explican el fin de los sondeos y su poder de influenciar y movilizar personas a su antojo. Lo peligroso son las personas que están detrás de ellas, que utilizan su poder económico para influenciar a las casas encuestadoras y empresas que realizan dichos sondeos para dar datos foráneos y engordar las estadísticas de su apoderado, lo cual hace que, en una sociedad como la colombiana, en donde no se lee ni se argumentan ideas, las encuestas tomen el control para desestabilizar candidaturas e influenciar la polarización en el país.

Las casas encuestadoras han utilizado su poder, que proviene de fondos privados de grandes empresarios que buscan la oportunidad de ver en qué campaña aterrizan su dinero; para invertir o financiar a un candidato como si se tratara de una empresa. Dependiendo del sondeo y los resultados que se obtengan, así ven la oportunidad de no poner en riesgo su inversión e ir a la fija a la hora de apadrinar, acompañar, defender e invertir en alguna campaña; con las encuestas saben qué camisa ponerse y defender.

Aunque teniendo claro, que toda inversión se hace con el objetivo de generar ganancia; en pocas palabras: Politiquería, Burocracia y “Mermelada”, generando beneficios para sí mismo, para sus empresas, negocios, amigos y socios, etc. Nadie invierte su dinero para perder. Cuando las encuestas son financiadas por medios de comunicación adoctrinados a un gobierno, o en sus adentros poseen dueños de grandes empresas que financian campañas, es aún más peligroso, ya que los medios son los que mueven el sentimiento del ciudadano; los colombianos votamos por apasionamiento, no por ideas. Y si un medio favorece a un candidato, ineludiblemente genera que muchos decidan apostarle a él; más que a sus propuestas, a la imagen que venden.

Las encuestas no demuestran la realidad del pensar de los ciudadanos, ya que su finalidad es la de conocer la tendencia de un grupo de personas y extrapolan el resultado a la generalidad social y popular. Ellas tienen el poder de que un lobo vestido de oveja, sea el ganador para elegir al pastorcito que las cuide.

HEYDER HAZZAM GALLEGO - Ingeniero civil, líder juvenil. Consultor, investigador y analista político.

21 comentarios en “EL PODER DE LAS ENCUESTAS”

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