INFORMALIDAD: EL PAN DE CADA DÍA

Recientemente, la ciudad parece un caos, con disturbios por cuenta de vendedores que exigen el derecho al trabajo, los mismos que cuando se realiza un operativo de la Policía Fiscal y Aduanera, terminan incendiando el Centro de la ciudad.

No sorprende en absoluto la respuesta de la gente, pues la ciudad no les ofrece garantías a quienes hacen parte de la larga lista de desempleados e informales que dependen del diario en la ciudad.

Según el reciente informe de la OCDE, sobre el panorama económico de Colombia, más del 60% de los trabajadores en el país tienen empleos informales y no tienen acceso a las prestaciones de seguridad social; y es que, tanto el crecimiento, como la inclusión social, se ven atrapados por debilidades en materia de políticas estructurales, que impiden que más de la mitad de la población activa acceda a empleos formales y a la protección social, al mismo tiempo que impiden que las empresas crezcan y mejoren su productividad. Romper este círculo vicioso permitiría a Colombia dar un salto significativo en sus niveles de bienestar.

En Cúcuta no es diferente, no existen políticas públicas que realmente ayuden a los ciudadanos de a pie y las pocas que se han creado, no han tenido el impacto esperado, eso a la larga termina desencadenando una ola de rechazo y violencia a la autoridad, como se vivió recientemente en el Centro de Cúcuta.

Durante años se ha hablado de formalizar a los vendedores, pero la tarea les quedó grande. Y los vendedores no quieren ser formalizados, ya que empezarían a pagar impuestos por uso de espacios, arriendos y es algo que, aunque cueste trabajo admitirlo, muchos no tienen cómo comer por lo menos tres veces al día.

Es muy fácil criticar desde la comodidad que un sueldo fijo y con prestaciones otorga, pero fuera de esa burbuja, hay una gran cantidad de personas que pasan hambre, niños que solo comen lo que reciben en sus colegios y eso cuando hay comida, porque recordemos que a la fecha existen múltiples irregularidades con el Plan De Alimentación Escolar de la ciudad, un claro ejemplo de que el bienestar de los cucuteños, incluyendo el de los más pequeños, poco importa.

Quisiéramos, como cucuteños, resaltar lo positivo, que haya muchas cosas buenas, pero no podemos negar que en la ciudad la mayoría de cosas se mueven por palanca, política y favores, nadie da nada gratis, todos le sacan provecho hasta a lo más mínimo, el panorama es desalentador y espero estar equivocado, pero al paso que va la ciudad, con poco progreso, en las comunidades vulnerables, es probable que la crisis de empleo aumente y cada día hayan más informales, pidiendo ser escuchados, incluso haciendo desmanes como los vividos esta semana.