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La policía y el ejército en las calles de Cúcuta

A finales de septiembre de 2020 se anunciaron los patrullajes mixtos entre la policía y el ejército (asistencia militar) en el área urbana de Cúcuta, a fin de disminuir los índices delictivos y hacer que la gente se sintiera más segura al caminar por las calles y por los barrios. Allí se dijo que este era un proyecto de mediano y largo plazo, y que estaba dirigido a hacer presencia en lugares peligrosos, llamados técnicamente territorios de alta complejidad.

Hay que recordar que la asistencia militar es un instrumento legal que se puede aplicar de forma excepcional, cuando exista una grave alteración de la seguridad y en un periodo específico de tiempo. Además, se rige por unos protocolos que deben ser coordinados por el comandante de policía. Sin embargo, han pasado más de siete meses y no se han dado a conocer los resultados que tuvieron estos patrullajes frente a los objetivos propuestos en un inicio. En otras palabras, no se sabe si funcionó o fue una estrategia que gozó de mucha publicidad en las redes, múltiples reseñas de prensa y poca eficacia en las calles.

Teniendo en cuenta que no existe un balance oficial público, la encuesta de percepción ciudadana Mi voz mi ciudad, del programa Cúcuta cómo vamos y las estadísticas de la Policía Nacional nos podrán dar algunas conclusiones parciales al respecto. Veamos.

Según las tres fases de la encuesta Mi voz mi ciudad, las personas que fueron víctimas de delitos aumentaron del 33% en agosto de 2020 al 49% en marzo de 2021. Además de esto, el porcentaje de personas que se sienten inseguras caminando por la ciudad pasó del 58% al 79% durante el mismo periodo. Y la percepción de inseguridad se incrementa si se le pregunta a una mujer de escasos recursos económicos, pues ahí llega al 84%. Esto indica que aumentaron las víctimas de delitos y la percepción de inseguridad, especialmente en las mujeres. Sin olvidar que todo esto ocurrió en un contexto de pandemia en el que había múltiples restricciones para movilizarse.

Los índices delictivos son preocupantes, por decirlo de alguna manera. Delitos de alto impacto como el homicidio, las lesiones personales y el hurto a motocicletas aumentaron de forma significativa. Por mencionar solo un ejemplo, entre octubre de 2019 y marzo de 2020 se cometieron 96 homicidios; mientras que entre octubre de 2020 y marzo de 2021 los homicidios aumentaron a 109. Lo anterior lleva a pensar que la estrategia no obtuvo los resultados esperados, al menos frente a estas conductas.

Siete meses es un tiempo prudente para realizar un primer balance de la asistencia militar. Están en mora las autoridades de indicar públicamente si se cumplieron los objetivos propuestos o si se deben realizar ajustes ante los complejos retos de seguridad en la ciudad y la región. Cualquiera que haya sido el balance, es necesario discutir un problema que involucra directamente a la comunidad. Mientras eso pasa, hay que decir que la estrategia parece ya tener vocación de permanencia, en lugar de ser excepcional y, además, que las encuestas de percepción ciudadana y las estadísticas delictivas no parecen favorecer la idea según la cual los patrullajes de policía y ejército aumentan la seguridad en las calles de Cúcuta.

Kenny Sanguino Cuéllar

Profesor investigador Universidad Libre de Colombia – Seccional Cúcuta

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