LA UTOPÍA DE LA PAZ POLÍTICA

“Y nos seguimos matando por política”

Desde los inicios fundacionales de la republica jamás hemos tenido un solo momento de la denominada paz política, los bandos adversos siempre han estado en disputa, las relaciones son de carácter contradictorio, por supuesto la lucha y búsqueda del poder poco a poco fue llevando al todo vale; cuando buscamos en la antigüedad los orígenes de la “politeia”, ciudad polis, nos refiere a la búsqueda del bienestar de los ciudadanos que viven en las ciudades y a los que se les representaba en mejoría de sus necesidades y aconteceres diarios.

Es natural de la democracia que haya división de pareceres, claro que debe existir la oposición, se puede disentir de lo que el otro representa o propone, esta es una de las características más importante de este sistema de elección creado por los humanos para autogobernarse, pero el problema en Colombia ha sido que nuestras disputas se pasan de la palabra a las armas, al sectarismo, al populismo, personalismos, a la eliminación del contrario, no se hace perseguidor o contradictor tan solo de las ideas sino de la persona o grupo social que las representa.

Intentaré brevemente contarles algunas divisiones históricas hasta nuestros días; la primera de ellas deriva en si queríamos o no la total independencia de la corona española, algunos querían seguir bajo el régimen colonial y otros abrumados por la indiferencia de la no participación pidieron que se fuera el mal gobierno; esta se reconoce en 1810, anterior a esto los comuneros ya estaban buscando exigir respetos por sus mínimos derechos al no estar de acuerdo con los impuestos tan altos, revuelta que terminó en traición y con el descuartizamiento de Galán y la exposición de los pedazos de su cuerpo como escarmiento público.

Una vez se logra la independencia primaria comenzamos a definir el sistema con el cual podríamos operar, el federalismo o centralismo, propuestas que dividieron a los intelectuales y políticos de la época. Esa terrible situación, denominada en nuestra historia “patria boba”, terminó en la nueva invasión de la corona española a manos de Pablo Morillo y perdimos los pocos avances que habíamos logrado de independizarnos terminando con el fusilamiento de las mentes más brillantes de la ilustración granadina entre 1812 – 1815. Tiempo después de la batalla de 1819 en Boyacá y con el Congreso de Angostura que dio como resultado la constitución de Villa del Rosario de Cúcuta el 6 de octubre de 1821 puso en la palestra pública las fuertes divisiones entre Nariño, Santander y Bolívar, la construcción de la República que se extinguió en la convención de Ocaña de 1828 entre los bandos santanderistas y bolivarianos, que luego de la muerte del libertador en 1830 iniciaría las diatribas políticas más fuertes que jamás haya tenido el país.

La guerra de los supremos entre 1839 – 1842 por la sublevación y cierre de los conventos para convertirlos en escuelas de instrucción pública, en donde Obando y Márquez fueron sus protagonistas; luego en 1851 José Hilario López tomó algunas medidas urgentes y necesarias y nuevamente se alzaron en armas los perdedores del sur, Obando, Herrán, y nos dividimos en provincias que luego la historia de manera constitucional llamaría estados unidos de Colombia. Como si fuera poco, en 1854, aun sin sanar las heridas del 51, los Gólgota y draconianos siguen y profundizan la división, más muertos desde la política, Melo le da golpe de estado a Obando, los campos se llenan de sangre, nuevamente la denominada Guerra Magna (1860-1862) entre Tomás Cipriano de Mosquera, único insurrecto que gana la victoria al derrocar a Ospina, fundador de los conservadores y se reivindica el Cauca.

Luego vendrían otras guerras entre liberales y conservadores, entre ganadores y perdedores, qué tristeza la creación de la República a sangre y fuego: Guerra de las Escuelas 1876-1877, Guerra civil de 1884-1885 de los liberales radicales y la regeneración, los perdedores llevaron a la Guerra de los Mil Días  1899-1902 que ganaron los conservadores, iniciaron las hegemonías por partidos políticos, desembocando en el famoso 1948, la época oscura y triste de La Violencia, la toma del poder por la junta militar y golpe de opinión, el nacimiento de la deformación democrática rescatista del Frente Nacional, el ingreso de actores armados producto de los pactos del comunismo internacional en las Américas, denominados guerrillas – subversión, la defensa de los campos y territorios, el ingreso oscuro y criminal del narcotráfico, la creación de más actores armados, la combinación de las formas de lucha para la toma del poder y a partir de 1990, la pérdida de valores y credibilidad institucional en el Estado que, aunque es fuerte democráticamente, sigue luchando contra su peor flagelo: la corrupción.

Ya pasamos por la Farcpolitica, la Yidis política, el proceso 8.000, la parapolítica, y la financiación de las campañas a todos los estamentos de representación del Estado con dineros calientes y a punta de fusil de todos los bandos. Ahí vamos en Petro y Fico, cada uno representando dos bandos tradicionales, Rodolfo y Fajardo, que representan a otra Colombia, pero al final los cuatro sin propuestas de fondo y con llamados a la unidad, a la paz, han desunido y polarizado aún más al país que tanta sangre ha derramado, más de 23 partidos políticos existen y los colombianos cada vez más decepcionados de lo mismo. ¿Qué debemos hacer? Salir a votar de manera masiva este domingo, una vez leído los programas de gobierno de los candidatos, y que el que gane, de una vez por todas cumpla, a ver si por fin logramos la utopía de la paz.

Nota: Basta ya colombianos de matarnos por política, el lunes sea lo que sea que pase, toca salir a trabajar y a seguir luchando por nuestros sueños.