NO A LA EXPLOTACIÓN DE PETRÓLEO

En estos días es muy común pasar de amenas conversaciones a acaloradas discusiones políticas, por cuenta no solo de la polarización que nos acompaña hace ya una década, sino por cuenta de la campaña electoral po r la Presidencia de la República.

Escuchando en diversas tertulias, cómo se traen a colación propuestas populistas en materia energética, me limitaré a compartir 3 argumentos que los “fundambientalistas” pueden decidir creer o no, o hasta creer llorando, como dice una famosa canción del maestro Willie Colón.

1. El fracking: hace unas semanas hubo una lluvia de críticas, a causa de noticias parcializadas y tergiversadas, sobre la “aprobación del gobierno Duque” de un proyecto de fracking, en Puerto Wilches, Santander. Para abordar este punto, es necesario saber que la explotación de yacimientos no convencionales (YNC), mediante la técnica de fracturamiento hidráulico, no es un tema del actual gobierno.

El Decreto 3004 de 2013 y la Resolución 90341 de 2014 del Ministerio de Minas y Energía, fijaban los criterios para utilizar este tipo de técnica y entre 2015 y 2017 la Agencia Nacional de Hidrocarburos suscribió contratos adicionales que la permitían.

El antecedente

En lo corrido de 2018, el Consejo de Estado emitió una medida cautelar contra los actos administrativos antes mencionados, es decir, dejó sin sustento jurídico la posibilidad de llevar a cabo explotación en YNC, y de ahí en adelante, han sido muchos días con sus noches, en el vaivén jurídico, lo cual llega a un punto intermedio entre detractores y promotores, cuando el Consejo de Estado ordena la conformación de un comité de expertos, que den un concepto técnico, de impactos desde el punto de vista operativo, ambiental y social, de esta técnica.

La resolución del comité fue que se deberían realizar Proyectos Piloto para determinar el impacto real de la técnica, y abrir o cerrar definitivamente el debate en torno al fracking. Es importante entender que en Colombia aun No está aprobada la explotación de YNC mediante fracturamiento. Conclusión: Duque no trajo ni aprobó el fracking en Colombia, se ciñe a lo dispuesto por el Consejo de Estado y el comité de expertos.

2. Transición energética: incautos y progresistas compran los titulares de medios con tendencias ideológicas definidas, donde no se expone el contexto de las cosas, o no se publican los logros, aportando por omisión, su grano de arena a la indignación colectiva, y a esa sensación de que todo va mal.

 Muchos fueron los trinos contra el presidente Duque por el asunto del proyecto piloto, pero hubo pocos o ninguna de estas personas, celebrando las políticas que ha emitido el actual gobierno que nos colocan en el camino de la transición responsable, como lo es la ruta para el despliegue de energía eólica costa afuera, o la hoja de ruta del hidrogeno verde, que apunta al igual que la Unión Europea, a un plan de transición a mediano y largo plazo.

Para aquellos que opinan de un sector o actividad económica, de acuerdo con lo que se lee en los pasquines, sin leer algún documento que pueda alimentar su criterio, es necesario señalar que la Unión Europea, que es de lejos la comunidad política con mayor poder político y económico, tiene un plan de transición energética a largo plazo, el cual propone acciones que apunten a reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55 % de aquí a 2030 y dejado de producirse emisiones netas de gases de efecto invernadero en 2050.

Con lo anterior, mi pregunta a los que han comprado el discurso a Petro es:

Si la comunidad más poderosa del mundo, donde no hay el puñado de problemas de corrupción e incompetencia que tenemos acá, tiene un plan de transición a 30 años, ¿qué les hace pensar que un rufián como Gustavo Petro, en “cuatro” años va a hacer efectiva una transición energética?

La transición energética debe ir acompañada de la generación de energía de fuentes fósiles, hasta que la misma dinámica nacional e internacional vayan supliendo las unas por las otras, ¡el resto es paja!

3. Autosuficiencia: antes que nada, algunos optimistas dan por hecho que Petro llegará a acabar con la actividad petrolera, pero no sería el primer caso en que un caudillo de izquierda arremete contra la industria mientras es candidato, y lo primero que hace al ser electo, es sentarse con las compañías (ver por ejemplo el caso de Evo Morales en Bolivia.)

Aun así, para desplegar un plan de gobierno con altas dosis de populismo, se requieren cuantiosos recursos económicos, y estos en un corto plazo y en esas magnitudes, solo los puede otorgar el sector minero energético, y Petro lo sabe.

Un ejemplo de consecuencias, cuando no se es autosuficiente, podemos evidenciarlo en Europa actualmente, donde la falta de producir un porcentaje considerable de su energía los tiene en una compleja situación de dependencia con Rusia, en cuanto a suministro, precios de combustibles, generación y abastecimiento de energía y unas medidas de racionamiento energético que se avecinan y sin duda golpearán la calidad de vida de los ciudadanos.

No ser autosuficientes, impacta la economía del país a gran escala, encarece el precio de combustibles, del gas domiciliario, y de la actividad industrial, y además nos pone en una situación de dependencia geopolítica de otros países que en cualquier momento podrían cortar el suministro.

A estas alturas, más de un ayatolá del medio ambiente, motivado con el título, habrá iniciado y culminado la lectura, pero no pido que terminada esta columna estén de acuerdo con la actividad extractiva, solo espero haber generado por lo menos una pequeña reflexión con datos o hechos que tal vez desconocían.

Aunque esta columna esta dirigida a aquellos que dicen No a la explotación de petróleo, yo le sigo diciendo si a la extracción de hidrocarburos y si a la transición energética responsable.