UN AÑO INTERVENIDA

Como si se tratase de una persona enferma, que requirió de la intervención más urgente, así hizo ver la Superintendencia de Subsidio Familiar su aterrizaje en Comfanorte.

Lo que era un grave problema, las diferencias al interior del Consejo Directivo, fue la excusa perfecta para sacar del camino a la Dirección Administrativa de esa entidad y los miembros de este, faltando tan solo unos meses para elegir nuevo consejo y solucionar la “enfermedad”.

Pero después de un año de “tratamiento”, lo que era un mal menor hizo metástasis, se transformó en un cáncer; procesos internos demorados, presiones con fines electorales y muchos otros secretos a voces son ahora el común denominador.

Si bien es cierto que financieramente la entidad camina bien, también lo hacía antes de la intervención, porque los aportes de los empresarios llegan solos, y por eso los ingresos están  garantizados y apalancados en una confianza que por muchos años cultivó la entidad en la región.

Lo que sorprende es que solucionar el problema siga tomando más tiempo, 12 meses y ya con 2 asambleas de empleadores, elegidos los representantes de los empresarios para el nuevo Consejo Directivo, se le siga tomando el pelo al empresariado nortesantandereano y no se haya posesionado este órgano directivo.

Por el lado de los trabajadores la demora es igual, sin ningún motivo aparente aún no se designan sus miembros, postergando sin razón alguna una intervención que a todas luces tenía otras motivaciones.

Esta es la crónica de una enfermedad que esperemos no termine en el letargo de una entidad tan importante para empresarios y trabajadores, que a todas luces merece ya iniciar una nueva etapa, con un Consejo Directivo renovado que tendrá la responsabilidad de garantizar la transparencia y el trabajo mancomunado para el cumplimiento de los objetivos de la corporación, que no son otros distintos al bienestar de los trabajadores y sus familias.