Hoy: Lun, marzo 17 2025

Una necesidad

No tengo que ponerme a citar cifras y números para demostrar que nuestro departamento es uno de los que presenta indicadores económicos y sociales alarmantes. Mayor pobreza, menos contribución al PIB nacional, una alta dependencia de Venezuela que hoy por hoy es un estado fallido, inseguridad, cultivos ilícitos, informalidad, y la lista de etcéteras es larga.

Considero que uno de los problemas que más nos afecta y por el cual vivimos andando en una rueda giratoria año tras año sin avanzar, es el divorcio permanente entre la clase política y el empresariado. Los empresarios no confían y ven a los políticos del departamento como una clase dirigente corrupta llena de vicios politiqueros, y nuestros dirigentes políticos ven a los empresarios como negociantes que solo se preocupan por generar utilidades haciendo trampas en sus empresas y sin compromiso social alguno, además con cero o muy poco interés en lo público. Este divorcio ha hecho que las políticas públicas anden por un camino y a una velocidad muy diferentes con respecto a lo que necesitan los empresarios, aplazando así año tras año un salto importante en el anhelado desarrollo socioeconómico.

No me refiero específicamente al alcalde y al gobernador actual que apenas van a cumplir el primer año de sus períodos con el correspondiente impacto que ha tenido la pandemia del COVID-19 sobre sus políticas públicas y planes de desarrollo, sino a todos los alcaldes y gobernadores que hemos tenido en las últimas dos o tres décadas o por lo menos desde que son elegidos popularmente mediante el voto universal.

Existen iniciativas muy interesantes que han surgido en los últimos años producto de ese deseo de crear una sinergia entre lo público y lo privado. Iniciativas valiosas como el CUEE (Comité Universidad-Empresa-Estado) liderado por la ANDI, en el cual tienen asiento las diferentes universidades y gremios locales discutiendo proyectos e iniciativas con las alcaldías del área metropolitana y la gobernación. Considero, sin embargo, que existe una necesidad imperiosa de ir un poco más allá. Es necesario crear una fundación privada, sin ánimo de lucro y alejada de los intereses que legítimamente tienen los diferentes gremios de la ciudad, para que mediante esta figura se pueda dar línea a los gobernantes de turno, tener un norte claro e impulsar el desarrollo social, económico y cultural de nuestro departamento a través de la estructuración de alianzas interinstitucionales, la participación en la construcción, implementación y control de las políticas públicas de la región y el fortalecimiento de las instituciones locales.

A los políticos hay que vigilarlos, exigirles, pero también acompañarlos, con argumentos, datos y estudios serios. Sería ideal que cuando nuestros gobernantes de turno asuman sus cargos, ya cuenten con una guía que los encamine hacia los proyectos que de verdad necesita la región (no los que se les ocurren a ellos en sus cabezas) y que estos continúen período tras período independientemente de quién sea el alcalde o gobernador y de los matices políticos de cada elección. Ejemplos de este tipo de fundación existen varios en el país, siendo el más emblemático de todos y tal vez el más exitoso PROANTIOQUIA. Esta idea no es nueva, ni es mía ni pretendo adjudicármela. De hecho, ha surgido como producto de varias reuniones y charlas con amigos, empresarios y profesionales interesados en el desarrollo del departamento y a pesar de que todos tenemos ganas y creemos que sería un gran paso en la dirección correcta no hemos logrado cristalizarla.

Lograr una fundación con el peso específico necesario para que tenga la influencia y el alcance requerido, sin duda necesita de recursos económicos suficientes para atraer a los mejores profesionales de la región, que hoy por hoy son cerebros fugados o se encuentran trabajando en empresas o puestos públicos nacionales que pueden pagar sus destacados servicios.

Aprovecho esta columna, para invitar a que los más grandes empresarios de la región (que los hay y son varios), no pasen de agache, y muestren el amor por su tierra haciendo parte de este necesario proyecto de región aportando su grano de arena. Soñar no cuesta nada al fin y al cabo.

JUAN FRANCISCO YAÑEZ D.

Ingeniero Civil e Ingeniero Ambiental MSc. Ingeniería y Gerencia de Proyectos de Construcción Universidad de Los Andes, Colombia.
Twitter: @juanfrayadel

150 comentarios en “Una necesidad”

  1. Materializar esos sueños es el siguiente paso, cuán necesario es saber el impacto real de un proyecto u otro en el que pueden invertir los gobiernos municipales y departamentales.

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